Además, quedó cuarta en una general dominada por las mejores nadadoras mayores del país.
Hasta el momento, la mendocina es la única mujer argentina que pudo alcanzar la marca de clasificación para dicha cita ecuménica, y ya se prepara para eso.
Su presente como deportista de élite
Sus días y su vida no es como la de cualquier adolescente. Ella prioriza su deporte por sobre todo lo demás. Difícilmente dispone de tiempo para las reuniones con amigas, ya que entrenarse para competencias de alto nivel tiene su sacrificio. Pero elige.
“Hoy priorizo la natación antes que las salidas con amigas, porque es mi vida, mi oxígeno. Mis horarios se basan en este deporte. Entreno desde muy temprano y lo priorizo siempre. Muchas veces tengo invitaciones con amigas y las debo rechazar porque entreno al otro día o porque ya lo hice y estoy cansada. Actualmente, el contacto que tengo es con mis compañeros de natación, pero mis amigas saben que nadar para mi es lo que me gusta hacer y ahora con más razón, porque siempre soñé con ir a un Mundial”, aseguró Martina.
La exigencia del alto rendimiento es fruto del convencimiento de que se puede lograr y, sobre todo, del esfuerzo constante y el duro trabajo. De esto, bien sabe la joven promesa.
“Me levanto a las 4 de la mañana para entrenar durante la semana. Y para este Mundial, lo hago en doble turno. Estoy nadando 18 kilómetros por día, complemento con salir a correr y gimnasio. Además de que cuento con el seguimiento de muchos profesionales como kinesiólogos, nutricionistas, psicólogos, mis entrenadores y preparador físicos”, confió.
Martina cursa el cuarto año del colegio Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, de Ciudad y contó que en esta instancia de preparación, desde el colegio le dieron total apoyo. “Cuando vuelva tendré que ponerme al día”, aseguró.